Durante las últimas semanas hemos estado avanzando adulces, poco a poco, en los trabajos previos de diagnóstico para una rehabilitación de la que espero poder dar más datos en los próximos días.
Estos trabajos comprenden el análisis del estado de conservación de los elementos estructurales que conforman la edificación, además de las posibles manifestaciones en elementos no estructurales, en forma de lesiones, que aportan los datos necesarios para determinar el proceso patológico que está sufriendo la vivienda objeto del estudio.

FOTOGRAFÍA: Adolfo César Díaz Rubio.
En el caso de un muro de carga de mampostería, las lesiones de origen estrucutral se manifiestan en el perfecto lienzo que forma su revestimiento. Aunque las diferentes capas superpuestas de un revestimiento pueden sufrir lesiones debidas a incompatibilidades entre materiales o a deficiencias en la ejecución, normalmente las fisuras y grietan dibujadas en su superficie son el lenguaje con el cual interpretamos los movimientos que está sufriendo el muro y, con su ayuda, construimos las hipótesis que expliquen las causas de los procesos degenerativos con el fin de intervenir en ellos.
Una vez interpretado el lenguaje de las grietas, habrá que acceder al núcleo del muro para profundizar en la comprensión de la lesión. Revelando los materiales que oculta el revestimiento podemos dilucidar el alcance y causa de la patología pero, al mismo tiempo, si desnudamos la mampostería exponemos el alma del muro y ésta no sólo nos transmite qué está sucediendo, sino que, además, nos habla de las personas que han levantado la edificación, con qué medios la han ejecutado e, incluso, las necesidades de las personas que la han habitado.
Así llegamos a este ejemplo, donde la información que nos proporciona el cerramiento es humilde, ya que la misma edificación es de factura humilde y tradicional. Pero no por ello deja de ser útil y sirve para aportar detalles que pueden ayudar a definir el proyecto de rehabilitación.
La disposición del muro, dividiendo dos espacios independientes que en origen posiblemente hayan formado una misma unidad, y la aparición de una cabeza de una viga y un durmiente de madera asomando por encima del revestimiento, mal disimulados por pintura plástica, hacía pensar que íbamos a encontrar información oculta al proceder a la limpieza del cerramiento. Y así fue como apareció un hueco tras los primeros golpes de piqueta.
La retirada de la carga del muro, de una media de 5cm de espesor, fue relativamente sencilla ya que el revestimiento no se encontraba adherido en gran parte de la superficie debido, presumiblemente, a la pobreza del mismo y a la aplicación última de cemento y pinturas plásticas que han impedido su transpiración al actuar como barrera frente a la difusión de vapor.
Una simple inspección visual del revestimiento retirado nos permite comprender su proceso de ejecución, diferenciándose con claridad la sucesivas capas aplicadas. La gran cantidad de caliches visibles, resultado de un deficiente amasado, datan su antigüedad y la rusticidad del método empleado en la elaboración de las mezclas. Al mismo tiempo, la diferente tonalidad de cada franja nos da pistas de los materiales utilizados donde, a falta de los oportunos análisis en laboratorio, la experiencia nos sugiere una primera capa de tierra mezcalda con cal, a la que se añade una posterior de árido y cal para, finalmente, y en tiempos más modernos, terminar la carga con un enlucido de cemento sobre el que se han ido aplicando numerosas manos de pintura plástica superpuestas.
Curiosamente, las manos de pintura revelan la utilización de una gama de colores coherente, encontrando una paleta de tonos violetas y rosas junto a ese color indefinido que es al mismo tiempo algo verde y algo azul… ¿Azul turquesa?
Tras la retirada completa del revoco del paramento tenemos, por fin, la instantánea que nos facilita, como comentábamos anteriormente, la compresión del proceso constructivo o patológico, si lo hubiere. En nuestro caso, descubrimos la existencia de un antiguo hueco, tapiado con mampostería más menuda que en el resto del cerramiento donde, además, se ha aprovechado para colocar una hornacina. También ha aparecido otro durmiente de madera por debajo de la cabeza visible de la viga.
Así pues, el revestimiento ocultaba parte importante de la historia de la vivienda y de cómo ésta ha cambiado de uso y distribución antes de terminar definitivamente en un suspendido abandono. El hueco también parece señalar un cambio en la disposición de las alturas de los forjados, con lo que se podría teorizar sobre las diferentes fechas de construcción de las estancias anterior y posterior al evolucionar las necesidades de las familias que han habitado el lugar.
De todas formas, aún falta por inspeccionar la cara posterior del cerramiento para poder confirmar cualquier hipótesis que se nos pueda ocurrir.
Pero, si acercamos la mirada, todavía este cerramiento puede proporcionarnos información adicional.
Además de percibir un tono más oscuro en la mezcla entre juntas de mampostería, lo que indica que se ha utilizado tierra cruda tanto en el núcleo del muro como en el mortero empleado para recibir la piedra, encontramos que la jamba de madera que enmarca el hueco tapiado está cubierta de muescas realizadas con la azuela. A falta de otro elemento de enlace, como puede ser la tomiza enroscada en estructuras de madera tradicionales para recibir el yeso, estas muescas colaboran, aunque deficientemente, en el agarre entre la masa y la madera.
¡Nunca un picado de un revestimiento había sido tan interesante!
Felicidades por tu gran Trabajo, este tema me gusta , Saludos
Muchas gracias, Fernando. Comentarios como el tuyo son los que animan a seguir escribiendo y compartiendo. Un saludo.
[…] Arqueología en un cerramiento […]
Muy chulo ¡¡¡ Enhorabuena.
Gracias!
Miguel un buen saludo desde México
Me interesa mucho tu investigación
Estaré muy al pendiente de ello
Tus temas que tienes son muy interesantes y sobre todo muy practico
Saludos
Fernando