Los días 1-3 de agosto, buena parte de los entusiastas que participaron en las VI Jornadas Internacionales de Adobe Participativo y Equipamiento Comunitario que organizó la Asociación Estepa (Estudios Sobre Tierra, Energía, Patrimonio y Ambiente) bajo la supervisión de María Brown, se reunieron de nuevo, junto a algunas nuevas incorporaciones, para participar en el taller de tapial organizado por CIFAES-URPF y Adobera del Norte e impartido por Jon Santibañez, donde también se dieron cita Felix Jové, del Grupo Tierra de la Universidad de Valladolid, junto a María, para completar el taller con charlas centradas en el mundo de la construcción con tierra.
Durante la celebración del taller, además de disfrutar de la experiencia y hospitalidad de Jon y Cristina, tuvimos la oportunidad de profundizar en el conocimiento de la tierra como material de construcción que iniciamos en el taller de fabricación de adobes junto a Estepa. En esta ocasión, a través de formación práctica e intensiva centrada en el sistema constructivo de tierra apisonada mediante el levantamiento de dos tapias donde se utilizaron tanto medios manuales como mecánicos.
Por desgracia, no tuve tiempo para añadir nuevos bocetos al cuaderno de bioconstrucción, pero sí estuve documentando todo el proceso con la idea de editar el video resumen de la experiencia:
El taller recorrió el proceso completo de ejecución de un tapial; desde la selección de la tierra apropiada mediante la realización de sencillos ensayos, hasta la introducción de acabados estéticos mediante la adición de diferentes tipos de tintes.
Como bien puntualiza Gernot Minke en su conocida publicación Manual de Construcción en Tierra: «En comparación con técnicas en las que el barro se utiliza en un estado más húmedo, la técnica del tapial brinda una retracción mucho más baja y una mayor resistencia«. Aunque su afirmación sea cierta, deberemos contemplar algunas precauciones durante el proceso de curado de la tapia. Dicho proceso puede durar hasta 2 meses, tiempo durante el cual se deberá conservar la tapia en su respectivo encofrado o protegerla contra la excesiva pérdida de humedad. Además, si se plantea revocar exteriormente la tapia, deberá esperarse al menos un año para asegurarnos que la merma dimensional producida por la retracción de la tierra no produzca fisuras sobre el material que utilicemos como revestimiento exterior. Esta capa protectora exterior no es imprescindible para una estructura de barro apisonado monolítica, pero de proyectarse, deberá tratarse de un material permeable al vapor de agua para permitir y potenciar las excelentes cualidades higrotérmicas de la tierra.
Al igual que para la realización de adobes, la selección de la tierra resulta fundamental para la ejecución de un tapial que ofrezca garantías de resistencia y estabilidad. Para ello se realiza un sencillo ensayo de campo que ofrece una estimación orientativa de la cantidad de arcilla que contiene la tierra.
Este ensayo consiste en la amasado de un cilindro de tierra cribada de 3 cm de espesor que se desliza sobre una mesa. El punto de rotura del cilindro nos permite deducir la cantidad de arcilla de la muestra. Si el punto de rotura del cilindro está comprendido entre 5-10 cm, la tierra puede considerarse apta para tapial. Si este cilindro no se rompe uniformemente a medida que lo deslizamos sobre la mesa, nos indica que éste ha sido amasado deficientemente.
En cuanto al contenido de humedad, ésta podrá comprobarse mediante otro sencillo ensayo de campo en el que se aprieta un puñado de tierra cuya cantidad de agua sea suficiente para que se forme una pelota que pueda romperse en dos partes pero que, al dejarla caer al suelo a una altura de 1 m, ésta se disgregue. Un exceso de humedad también se puede detectar al compactarla mediante el pisón, ya que una tierra excesivamente húmeda se quedará pegada a la base del pisón.
La estabilización tradicional de las paredes de tapia se realiza utilizando una técnica llamada calicostrado, cuyas primeras referencias datan de 1575. Esta técnica consiste en la realización de un revestimiento de tierra y cal, en proporción 3:1, durante el mismo proceso de apisonado para que quede íntimamente ligado al propio muro. Juan de Villanueva, en su célebre tratado de construcción Arte de Albañilería, describe el proceso de la siguiente manera:
Cuando se quiere que las paredes de tapias o cajones de tierra resistan mejor a las aguas y hielos, se hacen aceradas, y se trabajan con cal, en esta forma. Héchase dentro del cajón una tongada de mezcla de cal y arena no muy batida con el agua, pero bien cortada y humedecida, y como se dirá más adelante; se extiende con la paleta por todos los lados, particularmente hacia los tableros, de modo que forme allí una corteza de seis u ocho dedos de alta, dejando en medio una especie de cajón, en donde se echa la tongada de tierra: pisada y macizada ésta, se tiende sobre ella otra de cal mezclada, y se forma nuevo cajón como el antecedente, continuando la misma obra hasta enrasar los tableros, que después se desarman, y queda la tapia formada con solidez y de gran resistencia contra las aguas, porque sus paños guarnecidos con cal, resisten mucho tiempo, y son fáciles de guarnecer de nuevo si se descascaran y empiezan a desmoronar.
La proporción de estabilizante estará comprendida entre el 5-15% pudiendo utilizarse, además de cal, cemento en tierras con alto contenido en áridos. La cal está indicada como estabilizante cuando el contenido en arcilla es elevado, ya que ésta se introduce y actúa en la estructura laminar de la arcilla. El contenido de estabilizante no deberá ser mayor del indicado para evitar aumentar los costes de la construcción y que al final obtengamos, en realidad, un hormigón pobre con todas sus deficiencias ecológicas y pocas de las ventajas de la tierra cruda.
Al calicostrado estabilizado también se le pueden añadir pigmentos minerales con los que otorgar algo de vida a la tapia. Además de los pigmentos, también se puede jugar con las diferentes tonalidades de la tierra, según su procedencia, para crear una gran diversidad de matices en las diferentes tongadas que conforman el muro apisonado.
La técnica de apisonado puede ser manual o mecanizada mediante compactador neumático. El apisonado manual se realiza por tongadas de 10 cm de espesor, reduciéndose este entre 3-4 cm al compactarse completamente la tierra. Para saber hasta que punto puede comprimirse cada tongada de tierra nos guiaremos por el sonido del pisón que, aunque al principio suena ligeramente sordo, finalmente produce el característico tap metálico indicador de que el tapial está listo para recibir una nueva tongada. Con el método mecánico obtenemos un rendimiento hasta 3 veces superior que con el manual, eso sí, a costa de perturbar el entorno con el ruido que produce el compresor y el propio compactador. El espesor de las tongadas apisonadas mediante compactador mecánico pueden ser superiores a las del método manual, pero resultan más irregulares. Esta característica se puede aprovechar para producir diferentes efectos aleatorios al añadir pigmentos a lo largo del revestimiento exterior, produciendo un efecto acuoso bastante singular.
Ambos procesos resultan bastante duros al principio pero, en el caso del apisonado tradicional, el constante golpeo de la tierra produce ritmos que pueden acompañarse de cánticos y música con el que motivar y hacer más agradable el trabajo bajo el ardiente sol de agosto.
Terminado el apisonado, sólo queda descubrir la tapia tras el desencofrado. Esta última fase está cargada de emoción ya que los resultados del juego de colores entre tongadas no se puede apreciar hasta que termina el proceso y, con ello, el tramo de muro.
También es el momento en el que se aprecian algunos de los errores cometidos durante la compactación. Siendo uno de los más comunes el apisonar tierra con un excesivo contenido de humedad. Esta patología se aprecia a simple vista porque el revestimiento aparece disgregado o con coqueras. Si el muro apisonado esta proyectado para quedar visto, convendrá tomar las precauciones adecuadas para controlar su aparición.
Para concluir, me gustaría hacer referencia a la bibliografía adjuntada en otra entrada de este blog, Arquitectura vernácula en Villalpando. Si tras la lectura de este post se desea profundizar en la técnica de tierra apisonada, o de tierra en general, nada mejor que hacer buen uso de los libros mencionados o, mejor aún, inscribirse en alguno de los numerosos talleres o campos de trabajo que sobre patrimonio y arquitectura tradicional se desarrollan a lo largo y ancho de la península.
¡Feliz Verano!
FOTOGRAFÍAS: Ruth Redondo.
Muchas gracias por tu información, es estupendo que los conocimientos que teneis de la práctica realizada los compartáis aquí públicamente. Os ha quedado muy bonito, y creo que esta técnica de tapial está absolutamente perdida en España, pero que merece la pena luchar para volver a darla a conocer. Un trabajo estupendo en resumen.
Gracias por tu comentario, Alfredo!
Una técnica tradicional como el tapial no tendría sentido si no se hubiera puesto en común su ejecución. Creo que uno de los motivos por los que noes encontramos en la situación actual es debido a que nos han educado en la cultura de la competición y no de la cooperación.
Decir que la técnica está absolutamente perdida en España quizás sea demasiado exagerado. Es cierto que está prácticamente olvidada, pero en la actualidad existe una tendencia al alza que proviene de diferentes ámbitos (tradición, materiales ecológicos, estética…) siendo uno de los ejemplos más notables y propagandísticos de la técnica la piscina municipal de Toro: http://www.plataformaarquitectura.cl/2011/04/04/piscina-interior-en-toro-vier-arquitectos/
Abrazo!
Estupendo trabajo realizado.
Recuperar la técnica tradicional del tapial con nuevos medios técnicos puede ser referencia para nuevas construcciones. Como bien comentas la técnica esta totalmente perdida.
En Castilla La Mancha no conozco nadie que sepa ponerlo en práctica.
Estaré muy atento para futuros cursos o talleres.
Un saludo.
David Cejudo.
Muchas gracias Miguel, a quienes nos cuesta un montón asistir a estos cursos nos consuela un poco que luego se comparta la información producida en ellos.
Yo también le veo algo de tendencia al alza a esta técnica, de Aragón os puedo comentar la preciosa vivienda que se ha hecho una arquitecta amiga en el pueblo de Ayerbe http://periferiablog.blogspot.com.es/2012/05/muros-de-tapial-en-vivienda.html
Abrazos!
Gracias a ti por compartir la vivienda de Ayerbe, Felix.
Justo echábamos de menos mayor difusión de viviendas «convencionales» que poder tener como referencia cercana de las posibilidades de la tierra como material de construcción contemporáneo. En las charlas que tuvimos durante el taller de tapial pasamos de los asentamientos en países en vías de desarrollo directamente a las grandes obras cuyo ejemplo en la península es la comentada piscina municipal de Toro.
Y, no te preocupes, seguiré compartiendo experiencias a través de esta plataforma.
Abrazo!
[…] otras que se han ido sumando a lo largo del proceso, hemos continuado esta aventura participando en otros talleres y proyectos, por lo que el horno de Estepa quizás sea sólo el primer paso dentro de un largo camino en el […]
hola les escribo desde Venezuela, en este momento estoy tratando de aprender esta técnica de la tapia,para realizar mi vivienda , lo que no me quedo claro es la cantidad proporcional, de cal , cemento, y tierra , imagino que la tierra es la base por lo tanto se utiliza en mayor proporción, si pudieran, darme ese dato se los agradeceré de antemano.
Hola Milagro,
Es difícil estimar una cantidad proporcional ya que cada tierra va a ser diferente y esta exigirá mayor o menor estabilización.
Tradicionalmente el muro de tapia no estaba estabilizado, siendo exclusivamente de tierra con un contenido mínimo en arcilla tal y como se explica en el artículo. Este se revestía utilizando la técnica de calicostradro con una proporción 3:1 de tierra/cal.
Actualmente la tierra suele estabilizarse con cal o con cemento dependiendo de si es una tierra con mayor proporción en arcilla o áridos respectivamente. De todas formas, conviene usar un estabilizador u otro dependiendo del tipo mismo de arcilla que contenga la tierra con la que piensas trabajar. Esta adición de estabilizando no debería ser superior al 5% salvo casos excepcionales.
Pero, insisto, cada caso es particular y siempre se debe comenzar el trabajo conociendo la tierra de la que dispones y realizando ensayos con diferentes proporciones para escoger aquella mezcla cuyas propiedades sean lo más óptimas posibles partiendo de la tierra de la que puedas obtener.
Abrazo.
hola quisiera saber si encima de una casa hecha en tapia puedo contruir una pequena casa prefabricada apreciaria si alguien me puede contestar.